jueves, 26 de enero de 2012

Mi escuela sabe a naranja

Me he leído un libro precioso que se titula “Mi escuela sabe a naranja” y quería recalcar algunas de las frases que me han gustado:



Mi escuela sabe a naranja
Gajo por gajo
Niño por niño                                  
A naranja que se abre
A naranja fugaz.
Mi escuela sabe a naranja
Pieles con pieles
Voces con voces
A naranja agridulce
A naranja de mar.
Mi escuela sabe a naranja
Día tras día
Sueño tras sueño
A naranja despierta
A naranja con pan.

Ya que hemos hablado de enseñanza, le diré cual ha sido mi pedagogía durante la vida de enseñante, inspirada en parte en una obra de Machado: amor y provocación. Hay que querer a los chicos, tenerlos cariño, con lo cual la enseñanza penetra mil veces mejor. Pero el tiempo hay que provocar en ellos la capacidad de pensar por su propia cuenta.

Y con cara de buena
Me colgaba de pendientes
Las cerezas más lucidas.
Gastaba de pintauñas los pétalos de los geranios.
De diadema me valían las puntillas de bolillos.
Y de broche un alfiler con un ramito de jazmines.
Y a cantar…
Y a echarme un taconeo por el recibidor.
Y a mirarme de reojo en los espejos.
Y a pellizcar por debajo las toñas recién traídas del horno.
Y con cara de buena…

Platero… y yo
Mira, Platero, qué de rosas caen por todas partes: rosas azules, rosas blancas, sin color… Diríase que el cielo se deshace en rosas. Mira como se llenan de rosas la frente, los hombros, las manos… ¿Qué haré yo con tantas rosas? (Juan Ramón Jiménez)
Una cosa parecida es la que me pasa a mí con los niños. Caen niños por todas partes: niños azules, blancos, sin color… Diríase que el cielo deshace en niños. Y se me llenan de niños la frente, los hombros, las manos y el corazón.

La palabra
La palabra es la punta sonora de la vida,
Es lo que baila, alegre, en el fragor inmenso.
La palabra es calor, es juguete, es vestido,
Es el bendito nido de mi abierto deseo.
El eco de las músicas de adentro,
La danza de este ritmo ligero,
Quien no me deja sola,
Quien me quiere.

El poeta Michaux escribe: <El amor es la ocupación del espacio>. Ocupar un espacio físico viniendo al mundo primeramente, pero sobre todo, ocupar un lugar en el deseo del otro, sin el cual la vida, de entrada, pierde posibilidad de sentido, pero para que esto se cumpla, es preciso que alguien done lugar.



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